Nicholas Burbules, doctor en Filosofía de la Educación de la Universidad de Stanford y profesor en el Departamento de Estudios sobre Política Educacional de la Universidad de Illinois, estuvo en Buenos Aires para participar en el VII Foro Latinoamericano de Educación «TIC y Educación: experiencias y aplicaciones en el aula», organizado por Fundación Santillana y la Organización de Estados Iberoamericanos.
En el marco de su visita, Burbules dialogó con EducaRed sobre algunos de los temas que lo han convertido en un destacado referente del campo educativo: el impacto de las nuevas tecnologías en las relaciones humanas, la identidad y la cultura contemporánea, el aprendizaje ubicuo en la era digital, los desafíos de la formación docente.
El artículo se inicia con una descripción de sensaciones encontradas que muchos profesores experimentan al enfrentar el aula a diario. Por una lado tenemos a quienes consideran esa experiencia única y la valoran en su máximo esplendor, y por otro están aquellos que la viven como una experiencia frustrante y que necesariamente deben transitar quizás por necesidad, quizás para no perder muchos años invertidos en la profesión. Con una investigación de treinta años el autor intenta explorar las fuentes de tensión a las que los profesores deben enfrentarse y que deben refuncionalizar para convertir a la docencia en una actividad vívida y apasionada.
Describe de manera bastante graciosa a mi entender la idealización presente respecto a la profesión docente y destaca las herramientas que en la actualidad proveen las publicaciones especializadas para optimizar la labor docente. Al respecto, señala con cierta razón que en muchos casos se prioriza lo que el profesor «es» y no lo que el profesor «hace» como parte del éxito o del fracaso escolar. Además, agrega que si un profesor novato no logra motivar a sus alumnos y no puede ganarse el respeto de ellos ya es señal de que no es un buen profesor. No obstante, a sabiendas de estos hechos, muchos programas de formación docente no atacan esta problemática de fondo. Las claves del proceso es reflexionar acerca de los que el profesor hace en el aula y modificar sus técnicas de actuación.
Es claro que la tarea no es nada sencilla, dado que los contextos de trabajo docente son por demás variados. Por ello, el autor destaca en primer lugar el entrenamiento en la formación docente acerca del análisis de los múltiples factores que se suceden e influyen en las situaciones de enseñanza. Identifica como tareas esenciales las siguientes:
perfilar la propia identidad profesional;
entender que la clase es un sistema de interacción y comunicación;
organizar la clase para que trabaje con un orden aceptable; y
adaptar los contenidos de enseñanza al nivel de conocimiento de los alumnos.
Un artículo interesante para repensar nuestro papel como docentes y como formadores de ellos.
Como ya dijera en otras ocasiones, la inclusión de las tecnologías de la información y la comunicación amerita que se produzcan cambios metodológicos en nuestras aulas. A propósito me he encontrado hoy con la siguiente nota del diario español Público.es, en el cual se resume de modo fantástico todo lo relacionado a las nuevas prácticas educativas.
Se rescata allí el cambio de roles de docentes y alumnos, donde el primero se convierte en un dinamizador de experiencias para que a través de las TICs los alumnos aprendar a crear, interpretar, analizar, … Docentes y alumnos trabajan en forma colaborativa en las aulas, apoyándose unos a otros.
Antonio Pérez Sanz, director del ITE, señala la necesidad de que tanto los docentes como las editoriales cambien su mentalidad, con el objetivo de fundamentar desde un punto de vista pedagógico el uso de la tecnología en educación.
Es muy interesante las opiniones que se citan de varios docentes vinculados a la temática, y rescato la de Manuel Area, catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de La Laguna, de quien he escrito aquí en varias ocasiones: «Muchos temen su incorporación porque altera la organización del aula y pierden el dominio».
Una vez más, es imprescindible un cambio en la formación del profesorado de modo de atender estas demandas que ya no son futuro sino presente.
Como cierre los invito a ver cómo imaginan nuestros niños la inclusión de la tecnología en la escuela, y escuchar las reflexiones de Inés Dussel, Doctora en Educación: